viernes, 6 de enero de 2012

Cuando te consumís

Quisiera consumirte como a un cigarrillo
tan rápido y fácil... tan adictivo
tan insoportablemente manejable
Desvanecerte como el humo
que se esparce en esta habitación
llenando cada espacio vacío
de tanto dolor y resignación
Simple y fugaz
el observar tu elevación
ágil, dulce y tentador
Aspirar, recordar y olvidar
quemando por dentro todo lugar
Ya no ser, ya no acatar
responsabilidades humanas
y volar
y sanar
por fin cicatrizar
Las cenizas de este pequeño ser
van cayendo en mí
tratando de cicatrizar cada herida
que duele, que sangra, que quema
¿Cuándo será que
finalmente
se va a terminar?
Si seguís ahí
si el humo no se evapora
tus restos siguen en mí
Tendré que apagarte, soltarte, olvidarte
pero allí seguirá tu recuerdo -cenizas en un cenicero-
pero allí seguirá tu voz, tu presencia...
pero seguís ahí, el humo no se evapora.
Mor Burnside

2 comentarios:

  1. estas cosas suelen ocurrirnos cuando el humo se nos va a la cabeza, en vez de a los pulmones

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Exprimí aquel putrido cerebro tuyo para que revolotee hasta acá tu vasta opinión