sábado, 20 de abril de 2013

Fragmento del fragmento de un texto perdido

-Fragmento 001-
El verano se lleva consigo todo rastro de azar.
A los pies del otoño se acerca una cortina de largas y cortas franjas -transparentes- de pesar.
Con pies descalzos y oídos tapados, se abre paso entre los charcos de agua estancada.
Gira sobre sus talones hasta marearse y caer sobre una arena gris. Deposita, uno a uno, fragmentos de obsidiana reluciente y negra sobre su piel -exageradamente pálida- y se regodea despacio.
 Se incorpora de un salto, las rocas no hacen ruido al caer.
Sus ojos negros, ávidos de sentir, enfocan y desenfocan el paisaje a su alrededor.
Se mira los tobillos mientras avanza. Canta en voz baja algo sobre un lirio de la castidad.
Un mundo propio.
Una luna encarnizada.
Da vueltas con los brazos extendidos. No deja de girar hasta que tropieza con sus propios pies y cae con su espalda sobre la arena.
Qué lindo es vivir.
Qué lindo es morir.

"Tota vita nihil aliud quam ad mortem iter est" se le escapa de entre los labios.
Y cierra los párpados para descansar.

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Exprimí aquel putrido cerebro tuyo para que revolotee hasta acá tu vasta opinión